Un hombre fue al mercado a comprar 15 litros de aceite. Eligió uno de buena calidad y
pagó al aceitero. Éste empezó a echar medidas de aceite en el cántaro del comprador.
Cuando había vertido ya catorce litros, el cántaro estaba lleno hasta cl borde.
- Este litro de aceite que queda es tuyo ya que lo has pagado. Dime qué hago, pues tu cántaro está lleno -dijo el aceitero.
Reflexionando un momento, aquel hombre ruin tuvo una gran idea: se le ocurrió vaciar
su cántaro para que el comerciante vertiese la parte que faltaba.
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